viernes, 18 de mayo de 2012

River Plate: cuando el corazón no pierde la categoría


River Plate es de esos equipos cuyos apelativos van contra la realidad. 'Millonarios', les dicen. Pero están en segunda división, aguantan burlas semanales de Boca Juniors, miran la Libertadores de lejos hace años, y sus propios ídolos no acuden a su auxilio. Pero ese es River, el equipo que jugó bonito, acumuló historias e historias de campeonatos, y exportó jugadores a grandes clubes europeos. El equipo que ha revolucionado el Nacional B de Argentina.



River es más que afiches burlándose porque perdió con Boca Unidos, Atlanta o Gimnasia de Jujuy. El equipo que hoy dirige Matías Almeyda se fue a segunda por el pésimo manejo dirigencial de un tal Aguilar, y complementado por otro llamado Pasarella. Pero ni siquiera esos dos personajes pudieron manchar sus 33 campeonatos argentinos y la banda que ostenta en el pecho. River no pudo con Belgrano en una dramática promoción (2-0 y 1-1) y entristeció a medio país 'gaucho'.
Ese mismo equipo que supo levantar la Copa Libertadores en 1996 y, un año después, logró el tricampeonato en Argentina de la mano de Salas, Francescoli y Gallardo. ¿Quién podría pensar que tras exportar jugadores como Saviola, Aimar, Demichelis, Gallardo y ganar seis títulos más después de 1999, su rendimiento empezaría a caer tanto que en 2011 se enfrentó cara a cara con el descenso?
Pero, increíblemente, cuando descendió River se cobijó en sus hinchas. Los que llenan estadios, compran camisetas, caminan kilómetros para llenar todo estadio donde el 'millo' se presenta. Además, River Plate tuvo el auxilio de quienes jugaron en el club: Fernando Cavenaghi, Leonardo Ponzio y el 'Chori' Domínguez, dijeron presente y demostraron que pueden tener el valor que Hernán Crespo, el mismo Saviola y D´Alessandro, que ni asomaron para volver y dar una mano.

Además, el club genera tanta pasión en sus hinchas, que uno de ellos, campeón mundial, ganador de Eurocopa, títulos en Francia e Italia, se puso la camiseta y da todo por River.Es verdaderamente un lujo ver jugar a David Trezeguet. Observar sus definiciones exquisitas, su tranquilidad pese a la presión, y su simpleza para declarar y hasta firmar autógrafos. En la banca, en tanto, la responsabilidad de dirección la tiene Matías Almeyda, un exjugador que ganó la Libertadores en el 96, brilló en la Lazio de Italia y se retiró tempranamente del fútbol.
Este es el River de ahora, que genera angustia en segunda, que llena estadios, que no choca con Boca Juniors, sino con Boca Unidos; y que fecha a fecha aguanta desde la presión por ascender, hasta las burlas de afiches que no entienden al hincha 'millonario'.Ese hincha cuyo corazón no perdió la categoría.